Escuchar a Gessamí Boada es, a menudo, conectar con uno mismo a través de ella. En directo, su voz, las letras y la música consiguen crear un ambiente cálido, vibrante y único donde todo a su alrededor parece desaparecer. Hoy conversamos con ella para que nos hable de su segundo disco ‘On començo jo’. 

 

¿Qué o quién te acercó a la música?

Creo que, desde antes de nacer, la música ha formado parte de mi vida. Me consta que mi madre me cantaba cuando estaba embarazada y que, cuando nací, la música formaba parte de nuestro día a día. De hecho, cuando yo ya era cantante, mi madre me dijo que le hubiese gustado serlo. Mi padre también hizo un intento de dedicarse a ello, se apuntó al ‘Taller de músics’ y se compró una guitarra y una trompeta, aunque al final no pudo ser. Mi primer piano de pared me lo regaló mi abuelo y fue un momento muy emocionante. Para mí ‘casa’ es sinónimo de ‘música’.

 

A menudo, cuentas que cuando sacaste tu primer álbum (White Flowers) tenías influencias más académicas que te acercaban al jazz. En este segundo trabajo, encontramos un sonido más pop y bastante experimental. ¿Qué ha cambiado para que esto ocurra? ¿Cómo ha sido la producción de este segundo disco?

El primer disco nació cuando estaba estudiando en el ESMUC, incluso hay un tema que salió cuando estaba haciendo las pruebas de acceso. Cuando estudiaba jazz en el ‘Taller de músics’, utilizaba las armonías que yo conocía, el tipo de acordes y progresiones que había estudiado y era con lo que me sentía cómoda. Otros temas nacieron en Alemania, cuando fui de Erasmus a estudiar Songwriting en la Pop Academy. Echaba de menos la música en catalán y nacieron trabajos como ‘Mirades’ o ‘Gira’. De hecho, mi proyecto final fueron estas canciones y las presenté cuando terminé de estudiar. Pasados un par de años, yo ya estaba en otra cosa, ya no estaba tan cerrada musicalmente. A veces, sientes que te colocan en un espacio y quieres irte. Son muchos años de estudio y al final acabas un poco saturada. En este segundo disco, quise ir más a la raíz, simplificarlo todo. Por ejemplo, hay canciones que solo tienen dos acordes. He intentado buscar lo que realmente necesita la canción para luego vestirla con la producción con Kquimi Saigi, entonces es cuando aparecen algunas partes de jazz más complicadas. La producción del disco anterior también fue con Kquimi pero han sido dos experiencias muy distintas. 

 

En ‘On començo jo’, tus letras son íntimas y cálidas y, aunque muchas veces los temas son duros o profundos, desprenden mucha luz y positividad. ¿Crees que ha cambiado tu mirada en relación a White Flowers en este sentido?

Yo creo que es un disco que va más hacia dentro. A medida que voy escribiendo nuevas canciones, intento quitarme barreras para profundizar en lo que siento y en lo que quiero decir. En este disco, hay mucha oscuridad pero también mucha luz porque, al final, cuando escribes canciones, normalmente lo haces porque te han pasado cosas intensas que te remueven. A veces, en el momento no parecen positivas, pero yo trato de darle la vuelta a lo sucedido y aprender de la situación, intento no quedarme en la parte negativa. Creo que la vida es este equilibrio entre el yin y el yang y forma parte de la experiencia de estar aquí aceptar esta dualidad. 

 

Este segundo álbum es un disco muy coherente que habla de cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. ¿Cómo ha sido el proceso creativo (en relación a los temas) pensaste primero en el conjunto del disco o fuiste fluyendo? 

Esto de pensar ‘ahora haré un disco’ y buscar canciones que tengan mucha relación entre ellas es algo que no he hecho nunca y que tengo ganas de probar. Yo voy componiendo canciones, van pasando los meses y cuando me inspiro hago una y voy viendo. En este caso, fue más una cosa de selección, nos dimos cuenta de que los temas tenían mucho en común a posteriori, no antes. Son canciones que hablan de escucharse y de escucharse para estar bien con los demás. Es algo que he hecho en tres idiomas que son el catalán, el castellano y el inglés y, aunque sean diferentes, le hemos encontrado algo que los hila, también a nivel de producción.

Eres cantante y también pianista. Cuando compones, ¿cómo te atraviesa esta dualidad? ¿Por dónde llega la inspiración (a nivel musical)? ¿Llega primero la emoción, la armonía, la melodía?

En general, la emoción es lo primero, no siempre, pero la mayoría de veces escribo porque tengo una necesidad física de sacar algo hacia fuera. Es como si tuviera un nudo dentro del cuerpo y siento que si no lo saco a través de la música se me queda dentro. Partiendo de esto, muchas veces me siento en el piano y busco un acorde y de ese acorde va saliendo todo. Me sale una melodía o una letra que después, probablemente, no será la final. 

 

Desde hace un par de años estoy escribiendo canciones con la guitarra y es otra cosa. La guitarra la conozco mucho menos que el piano y me lleva a lugares nuevos porque no sé lo que estoy haciendo. Tiro mucho de oído y me gusta esta libertad de la inconsciencia, es un instrumento que me permite ir a otros lugares. De hecho, este disco se llama ‘On començo jo’ porque hay una canción, en la que participa Darío Barroso, que se titula así y que es la que está llegando más a la gente. Esta, la escribí con la guitarra y no sabía ni qué acordes estaba tocando y se ha quedado sólo con guitarra y voz, he querido mantener su esencia.

 

¿Cómo se produjo la conexión con Elena Gadel y Alessio Arena? ¿Cómo ha sido trabajar con ellos?

Yo quería que el disco tuviera colaboraciones, como el primero, en el que participaron Judit Neddermann o Victor Mirallas. A Alessio Arena hacía tiempo que lo seguía. Creo que tiene una voz especial y única. Le escuchas un par de segundos y sabes que es él. Recuerdo una canción de Clara Peya donde él canta y que se llama ‘Tierra del hielo’ que me puse en bucle durante mucho tiempo y se me metió en la cabeza colaborar con él. A veces, se me queda una idea fija y, hasta que no consigo lo que quiero hacer, no estoy tranquila. Para contactarlo, le escribí por Instagram, le envié la canción y le gustó. Creo que le ha traído colores diferentes al tema (‘El tigre’), lo ha enriquecido mucho.

Elena Gadel es la que ha cantado el dueto en ‘On començo jo’. Claro, yo la conocía de Operación Triunfo, de cuando era adolescente y era superfan de cada edición. Tenía pósteres de David Bisbal y era fan de Chenoa y Naím…(ríe). Recuerdo pensar, en su momento, ‘que voz tan chula’ y pasados los años, la he ido siguiendo y he visto que tiene un proyecto propio y unas canciones muy bonitas. Para este tema, enseguida supe que eran necesarias dos voces y también se me metió la idea de que tenía que ser Elena. Gracias a Darío Barroso, que ha participado en el disco y que toca con ella, pude conocerla y le gustó mucho la canción pero tuvimos problemas para grabarla porque llegó la pandemia. Nos tuvimos que conocer ya grabando en el estudio y con las mascarillas. Es una anécdota de cómo, a veces, los discos se encuentran con situaciones totalmente inesperadas y aun así, salen adelante. 

 

Sacaste el disco en plena pandemia, un momento en el que necesitábamos más que nunca la música y el arte. ¿Cómo lo has vivido?

No sabía si sacarlo o no pero tenía las canciones, ya estaba acabado. Al final, pensé que sería bonito para la gente. Las canciones tienen vida propia, son como las cosas que no dices, tienen momento y necesitan salir a la luz. La música nos ha acompañado mucho durante el confinamiento, todos la valoramos mucho, no sé si ahora la seguimos valorando tanto… Pensé que podía acompañar a la gente y, aunque nunca es un buen momento o el ideal para hacer las cosas, sentía que lo tenía que hacer y salió en noviembre de 2020. Después, nos volvieron a confinar y tuvimos que posponer la presentación del disco. Al final, todo se pudo hacer y he podido dar muchos conciertos y espero poder hacer más.

 

 

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Fui a un concierto tuyo y pensé que tu directo era muy potente y vibrante. Parecía que no ocurría nada más alrededor. Creo que consigues conectar de una forma muy intensa con el público. ¿Cómo te sientes cuando estás en un escenario? 

Me alegra que el público sienta eso, es lo que yo quiero conseguir. Porque si vuelves a casa sin haber notado ninguna conexión con los artistas que están en el escenario no ha pasado nada. Creo que tiene que haber una comunión. Yo estoy muy conectada con los músicos e intento poder hacerlo con el público también, transmitir y darlo todo. 

 

Yo también tengo la sensación de que se para el mundo durante una hora y estoy totalmente presente y entregada, busco mucho esta emoción. Voy muy adentro y creo que eso llega. De vez en cuando, me dicen ‘me has hecho llorar’ y yo creo que eso es algo positivo porque, al final, estamos bloqueados a nivel emocional y, si conseguimos liberar algo, creo que es bonito y gratificante. Me gusta mucho estar en el escenario, es lo que más me llega. 

 

¿Qué deseas del futuro en relación a la música?

Tengo ganas de hacer discos toda mi vida, de hacer canciones. He encontrado mi forma de expresar, de comunicarme. Me pasa que la gente me escribe y me dice que mis canciones le han ayudado a superar una muerte, una ruptura o algún momento complicado de su vida y ves que lo que haces tiene un impacto en las personas y es un regalo enorme. Ahora, estamos comenzando el tercer disco y creo que cada álbum será diferente. Seguirá respondiendo a mi forma de ser y a mi estilo pero la idea es encontrar diferentes ‘yoes’ y caminos diversos y divertirme en el proceso. Al final es un juego. Quiero ser coherente con el momento en el que esté mi vida, pero me gusta ser muy versátil aunque soy consciente de que esto puede jugar en mi contra. La música es música, no hace falta ponerle etiquetas, te gusta o no. 

 

Hemos tenido la suerte de poder trabajar contigo y de que grabases en el estudio. ¿Qué ha significado BSO para ti?

BSO ha sido una escuela, fue una de mis primeras experiencias delante de un micrófono. Grabé las voces del disco ‘White flowers’ con Guillem Ibáñez y aprendí muchísimo. Me ha dado, además, oportunidades. Grabé mi primer anuncio, el de Audi, con Dani Espinet y que quedó muy bien. Me he sentido siempre muy apoyada, me habéis ayudado mucho en todo… Cada vez que vengo, se crea un ambiente familiar y de amistad con el que me siento muy a gusto, como en casa. Espero poder trabajar muchos años con vosotros.

 

Texto: Mar Pons